martes, 8 de marzo de 2016

Texto sobre el ser humano, la religión y la ciencia

La mayoría del los seres humanos tendemos a pensar que somos especiales. Al fin y al cabo, la evolución nos dotó de un cerebro complejo, memoria, capacidad para comunicarnos, de inteligencia… Sin embargo, todas estas aptitudes no dejan de ser las mismas que podemos observar en otros seres vivos.
Aunque es evidente que el nivel de desarrollo alcanzado por los seres humanos es mucho más elevado, no se trata de aptitudes exclusivas del hombre. Otros seres vivos se comunican mediante sistemas complejos, son inteligentes y capaces de utilizar ciertas herramientas sencillas y, por supuesto, tienen memoria. En ese sentido, quizás no somos tan diferentes, tan exclusivos, ni por supuesto tan superiores.
Sin embargo, sí existe algo que nos hace distintos y que nos ha permitido evolucionar como especie hasta llegar a ser lo que somos actualmente. Lo realmente exclusivo del ser humano, lo que nos diferencia de otros seres vivos -al menos hasta que se demuestre lo contrario-, es que la evolución nos ha regalado una capacidad única: el pensamiento abstracto.
Según el Psychology Dictionary, podría definirse como "la capacidad de captar lo esencial (…) para prever y planificar el futuro, para pensar simbólicamente y sacar conclusiones”. La aparición del pensamiento abstracto permitió el desarrollo de aptitudes que presuponemos netamente humanas.
Las diferentes religiones aparecieron para intentar dar explicación a aquellos hechos cuya comprensión no llegábamos a alcanzar.
Apareció la escritura, la asociación de sonidos a símbolos para, de esta manera, transmitir los conocimientos entre iguales y a generaciones posteriores. Fueron apareciendo las artes, la pintura, la escultura, la música o la literatura…
Pero también, y esto a veces no resulta tan evidente, gracias al pensamiento abstracto existe la ciencia. La curiosidad innata del ser humano, esa que todos los niños tienen y la mayoría van perdiendo a medida que se hacen adultos. Preguntas como ‘¿Por qué?’ o ‘¿Qué pasaría si…?’ serían imposibles sin esa capacidad de abstracción tan exclusiva de nuestra especie.
El pensamiento abstracto permitió al ser humano que un rayo caído sobre un árbol seco no se quedara en un susto, sino que diera lugar al conocimiento y el dominio del fuego. Permitió que una lasca de sílex con su borde cortante no se quedara simplemente en algo útil en ese momento, sino que dio lugar al desarrollo de la industria lítica. Permitió el desarrollo de la agricultura, del álgebra en Egipto y Babilonia hace más de 4.000 años, de la geometría plasmada por Euclides en su obra ‘Los elementos’ en el siglo III a.C.… Permitió la existencia de genios como Da Vinci, Galileo, Kepler, Newton, Maxwell, Pasteur o Einstein.
Un gran amigo escribe en este mismo periódico una sección titulada ‘Lo que nos hace humanos’. Pues querido Edu, sin duda alguna lo que nos hace humanos es el pensamiento abstracto. O dicho de otro modo, la imaginación. La imaginación que permitió crear obras irrepetibles como ‘Los Miserables’ de Victor Hugo o ‘El Gernika’ de Picasso. Pero también la imaginación que permitió a Arquímedes deducir los principios de la flotabilidad de los cuerpos al ver como rebosaba una bañera tras introducirse en ella. La que convirtió un accidente en el laboratorio de Alexander Fleming -la contaminación de una placa de cultivos de bacterias por un hongo- en el primer paso hacia el descubrimiento de la penicilina y de los antibióticos, o la que predijo en los años sesenta del siglo pasado la existencia del famoso bosón de Higgs, cuya existencia tuvo que esperar varias décadas -hasta 2012- para ser demostrada.
La religión y las artes en cualquiera de sus manifestaciones nos hacen humanos, pero no nos olvidemos de la ciencia. Sin ciencia no seríamos lo que somos. Porque la ciencia y la tecnología, y todos los avances derivados de las mismas tantas veces considerados elementos artificiales, no son más que una de las consecuencias naturales de la capacidad de imaginar, de hacernos preguntas, de plantear hipótesis y de buscar respuestas. Quizás todo eso que consideramos artificial no lo es tanto. Quizás la ciencia y los avances científicos no son más que una consecuencia natural más, junto con el arte, la escritura o la religión, de aquello que nos hace humanos.


http://www.sevillaactualidad.com/mas-actualidad/ciencia-y-tecnologia/36123-la-ciencia-nos-hace-humanos

Análisis gráfico de las religiones en el mundo y su peso en la economía global

Análisis gráfico de las religiones en el mundo y su peso en la economía global


http://www.lavanguardia.com/vangdata/20151113/54439808088/analisis-grafico-religiones-mundo-peso-economia-global.html